The Hope Diamond

The Hope Diamond

Hope Diamond Necklace

As I mentioned to you last week, Hope Diamond, It is a navy blue diamond, with an estimated weight of 45.52 carats.
Over time, it has become legendary due to the supposed curse that reaches its respective owners. Numerous rumors indicate that it is the culprit of the misfortunes that befell each of its owners.
The first owner of the jewel was Jean-Baptiste Tavernier, who obtained it in India and brought the original diamond (whose weight was estimated at 115 carats) to King Louis XIV of France. After selling it, Tavernier went bankrupt and fled to Russia, where he would be found freezing to death and his corpse eaten by vermin.
In 1691, Madame de Montespan, lover of the king, wanted Louis XIV to present her with the diamond. Soon after, she fell from grace and died forgotten in 1707. (I think that what happened to her was more of a Karma thing since she was the kings lover...😆)
In 1715, during the visit of the ambassador of the Shah of Persia, the King of France showed him the diamond, so that he would see that the object could do him no harm. Louis XIV died that same year, unexpectedly. With his death, many people began to believe that the diamond (it had not yet belonged to the Hope family; its name at that time was "blue diamond") caused misfortune to its owner. The next king, Louis XV of France, showed no great interest in the gem and ordered to keep it in a chest. (Wow, how lucky!)
In 1774, Marie Antoinette, wife of King Louis XVI of France, decided to carry the diamond and lend it to the Princess of Lamballe. Because Marie Antoinette and her husband were killed by the guillotine and the princess was brutally murdered at the hands of an angry mob, their murder has also been attributed to the blue diamond. (How horrible!!!)
During the French Revolution, thieves stole the diamond from the royal jewelery collection. Only one of them kept it until 1820, when he decided to sell it to the Dutch Wilhelm Fals, to cut it in two. The first jewel was acquired by Carlos Federico Guillermo, Duke of Brunswick who later went bankrupt. The second was kept by the Dutch. Fals's son chose to steal the jewel from his father and sell it to the Frenchman Beaulieu. The theft of the jewel is attributed to the death of Fals and his son, who later committed suicide. (That happened because  they stoled it!)
The rumor of the misfortunes attributed to the supposed curse, concluded that Beaulieu sold the diamond to David Eliason, who also quickly sold it to King George IV of England. The death of the king is also attributed to the use of the diamond, which had been embedded in his crown.
In 1824, the diamond reappeared in historical context, as part of Henry Phillip Hope's gem collection. On occasion, Hope would wear it in a fibula or send it to Louisa Beresford, wife of his brother Henry Thomas Hope, who used it for some formal dances. After the death of Phillip Hope, in 1839, The gem was inherited by each of the descendants of the Hope family. His descendant Francis Hope was the last to receive it. In 1896, Hope declared bankruptcy and, since he was unable to sell the Hope diamond without the permission of the court, his wife supported him financially. It wasn't until 1901 that Hope was finally able to sell the gem, and the following year Francis divorced his wife.
The next diamond holder was Prince Ivan Kanitowski. Kanitowski gave the diamond to a showgirl, who was assassinated days later. The subsequent owners of the jewel, the Greek Simon Montarides, Abdul Hamid II and the MacLean family, (very sad stories that I didn't include because this mail would be too long) also suffered tragic deaths, most of them still attributed to the use of the Hope diamond. Since then, it has become legendary for the alleged curse that reaches its respective holders.
On November 10, 1958, it was donated to the Smithsonian Institution's National Museum of Natural History by American jeweler Harry Winston, who sent it, in a brown envelope, through the national postal service. From then on, it is part of the museum's national gem collection. 
Did you like this blog? If you liked it, I ask you to let me know. If you didn't like it, let me know too since I prepare these blogs with a lot of love for you to enjoy!
Xoxo, Britt

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El Diamante Hope

 

Como les comenté la semana pasada, el Diamante Hope, es un diamante de color azul marino, con un peso estimado en 45.52 quilates.

Con el paso del tiempo, se ha vuelto legendario por la supuesta maldición que alcanza a sus respectivos poseedores. Numerosos rumores señalan que es el culpable de las desgracias que les ocurrieron a cada uno de sus dueños.

El primer poseedor de la joya fue Jean-Baptiste Tavernier, quien consiguió la misma en India y llevó el diamante original (cuyo peso se estimaba en 115 quilates) al rey Luis XIV de Francia. Después de venderlo, Tavernier cayó en la quiebra y huyó a Rusia, donde sería hallado muerto de frío y su cadáver devorado por alimañas.

En el año 1691, madame de Montespan, amante del rey, quiso que Luis XIV le obsequiara con el diamante. Poco después, cayó en desgracia y murió olvidada en 1707. (¡Yo más bien creo que fue Karma por andar de amante! 😆)

En 1715, durante la visita del embajador del sha de Persia, el rey de Francia le mostró el diamante, para que viera que el objeto no podía hacerle ningún mal. Luis XIV murió ese mismo año, de manera inesperada. Con su muerte, muchas personas comenzaron a creer que el diamante (todavía no había pertenecido a la familia Hope; su nombre en ese entonces era "diamante azul") causaba desgracias a su poseedor. El siguiente rey, Luis XV de Francia, no mostró mayor interés en la gema y ordenó conservarla en un cofre. (¡Uff que suerte!)

Ya en 1774, María Antonieta, esposa del rey Luis XVI de Francia, decidió portar el diamante y prestarlo a la princesa de Lamballe. Debido a que María Antonieta y su esposo murieron en la guillotina y la princesa fue brutalmente asesinada a manos de una muchedumbre enardecida, se ha atribuido también al diamante azul el asesinato de estos. (¿Qué horrible no?)

Durante la Revolución francesa, unos ladrones robaron el diamante de la colección de joyas reales. Solo uno de ellos lo conservó hasta 1820, cuando decidió vendérselo al holandés Wilhelm Fals, para cortarlo en dos. La primera joya fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick quien más tarde cayó en la quiebra. La segunda la conservó el holandés. El hijo de Fals optó por robarle la joya a su padre y venderla al francés Beaulieu. Se atribuye al hurto de la joya la muerte de Fals y su hijo, quién se suicidó tiempo después. (Eso les pasa por robársela)

El rumor de las desgracias atribuidas a la supuesta maldición, concluyó en que Beaulieu vendiera el diamante a David Eliason, quien también la vendió rápidamente al rey Jorge IV de Inglaterra. La muerte del rey se atribuye también al uso del diamante, que había sido incrustado en su corona.

En 1824, el diamante reapareció en el contexto histórico, al formar parte de la colección de gemas de Henry Phillip Hope. En ocasiones, Hope solía portarlo en una fíbula o se lo enviaba a Louisa Beresford, esposa de su hermano Henry Thomas Hope, quien lo usaba para algunos bailes formales. Tras la muerte de Phillip Hope, acaecida en el año 1839,

La gema pasó a ser heredada por cada uno de los descendientes de la familia Hope. Su descendiente Francis Hope fue el ultimo en recibirla. En el año 1896, Hope se declaró en quiebra y, como era incapaz de vender el diamante Hope sin el permiso de la corte, su esposa lo apoyó económicamente. Fue hasta el año 1901 cuando, finalmente, Hope pudo vender la gema, al año siguiente Francis se divorció de su esposa.

El siguiente poseedor del diamante fue el príncipe Iván Kanitowski. Kanitowski obsequió el diamante a una vedette, a quien días después asesinaron. Los siguientes propietarios de la joya, el griego Simón Montarides, Abdul Hamid II y la familia MacLean, también tuvieron muertes trágicas, (historias muy tristes que no incluí porque se hace muy largo este mail) la mayoría de ellas aún atribuidas al uso del diamante Hope.

A partir de entonces, se ha vuelto legendario por la presunta maldición que alcanza a sus respectivos poseedores.

El 10 de noviembre de 1958, fue donado al Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana por el joyero estadounidense Harry Winston, quien lo envió, en un sobre de papel de estraza, por medio del servicio postal nacional. A partir de entonces, forma parte de la colección nacional de gemas del museo.

Britt, ¿Te gusto esta mail? Si te gusto te pido me lo hagas saber. Si no te gusto igual házmelo saber también ya que preparo estos mails con mucho cariño para que los disfrutes! 

 

Xoxo, Britt

 

 

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